jueves, 21 de enero de 2010

De ranas y estanques





Tú eres la base de tus prácticas religiosas y de tu magia. Puedes aprender las distintas teologías religiosas, pero hace falta coraje para ponerlas en marcha. Los avances en psicología y en medicina confirma la relación entre nuestro cuerpo espiritual, mental y físico. Lo que afecta a uno, afecta a los otros.

Los entusiastas de las medicinas alternativas hace años que anuncian a gritos que la curación del cuerpo y la mente están relacionadas. […]

La espiritualidad es el centro de la religión wicca, sin la cual los logros mágicos degeneran rápidamente ante las complejidades de la vida cotidiana. La magia sin divinidad ha sido la causa de muchas caídas, como la decadencia de los médicos Hexmeister, del centro sur de Pensilvania, a principios del silgo XX. Para tener éxito en brujería hace falta aplicar en serio la mente con la guía de la espiritualidad del alma. En otras palabras, no te adentres en la magia si tu corazón no tiene una actitud positiva, porque acabarás por caer. Un buen grupo de wicca se centra en la espiritualidad, no en el egocentrismo. Y lo mismo ocurre con la persona que practica sola. Cuando se olvida la espiritualidad o cuando se la deja de lado con el propósito de ampliar los estanques personales, el ritual se queda vacío y la matriz del grupo sufre daños permanentes.

Todos somos como la rana proverbial que trata de estar cómoda en su estanque. Si dejamos que nuestro estanque se estanque (valga la redundancia), perdemos. Si a nuestro estanque le quitamos la espiritualidad, perdemos. Si introducimos energías negativas en nuestro estanque, alternando su equilibrio, perdemos. Si tratamos de entremeternos en el estanque de otro, nos exponemos a morir ahogados. Si insistimos para que alguien comparta el estanque con nosotros y exigimos que nuestro estanque aumente de tamaño para satisfacernos sólo a nosotros mismos, sin tener en cuenta las necesidades de los demás, la destrucción nos anegará y adiós estanque.

Todo ser humano pierde cuando el equilibrio espiritual deja de tener importancia.



Artículo tomado de “Cómo preparar un caldero mágico” de Silver Ravenwolf, Pág. 25-26

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