El sendero de la Magia (*)
La magia existe, como existe el sol, el cielo y las estrellas,
El amor existe, como existes tú y existo yo en el mundo.
Si no puedes creer en lo invisible y buscar lo imposible,
Quizá sea porque nunca has mirado al cielo,
O tal vez porque todavía no has amado con el corazón.
Las muy controversiales palabras magia y mago provienen de la raíz griega magh, que quiere decir sacerdote sabio, y de la raíz caldea maghim, que quiere decir alta sabiduría. Cuando hablamos de personas sabias, nos referimos a quienes poseen los conocimientos sobre los misterios de la naturaleza, saben quiénes son, hacia dónde se dirigen, en tienen las leyes universales y siguen las reglas de la ética en todo momento de su vida. Saben cómo, cuándo y para qué aplicar los conocimientos que les han sido revelados; es decir, un mago es capaz de transformarse a sí mismo y transformar su mundo.
Tenemos que olvidar las creencias confusas que visualizan a los magos como hombres de barba blanca y sombrero de cono en extraños laboratorios donde hacen hechizos con sangre de murciélago y lengua de dragón, para convertir a cualquier en sapo o crear oro de la nada. La magia es mucho más que recetas exóticas o juegos de óptica y destreza. La magia es la sabiduría interior que existe en todas las creaciones del universo, incluyéndonos a nosotros mismos.
Se ha clasificado a la magia en diferentes categorías en función de la forma en que se estudia, se practica y se vive. Existen grupos que hablan de alta, media y baja magia; otros que hacen distinción entre magia y alquimia; algunos más han decidió clasificar a la magia como blanca (magia para el bien) y negra (magia para el mal). También se puede hacer distinción entre la magia popular y la magia ceremonial. Por otro lado, se han dado complejas clasificaciones de la magia por colores: blanca, azul, verde, roja y negra. Sin embargo, yo creo que todas estas complicadas categorías sólo son una forma de organizar el conocimiento que tenemos los seres humanos sobre diferentes prácticas y no sobre la magia misma. La magia es una, no es de ningún color, ni de ningún nivel, tampoco es buena o mala.
La magia es mucho más de lo que podemos definir, describir o clasificar; sin embargo, para entenderla y estudiarla es necesario analizarla. Para mí la magia se puede definir como el uso del poder creador por medio de la voluntad consciente y sabia, para alcanzar un objetivo específico.
Todos nosotros tenemos ese potencial, solamente que necesitamos decidirnos a utilizarlo. La posibilidad de cambio, de expansión, de amor y belleza está en todas las manifestaciones de la naturaleza; así fuimos creados, sólo que, a diferencia de las plantas nosotros tenemos una voluntad consciente, que nos da la posibilidad de decidir por nosotros mismos el quedarnos como semillas por siempre o convertirnos en árboles.
Aunque contamos con el potencial mágico, para desarrollarlo tenemos que trabajar ciertas habilidades que son las que nos van a permitir lograr lo que queremos de la manera adecuada. La única forma de convertirnos en magos es ejercer esta voluntad consciente y sabia, es decir, practicar la magia natural. Para conseguirlo necesitamos cambiar nuestros hábitos, nuestra forma de concebir al mundo y asumir la responsabilidad de nuestra vida.
Un verdadero mago entenderá que la “verdad” es una búsqueda personal que nos puede llevar toda la vida, que el “tiempo” es un concepto relativo creado por la mente humana y no una regla de la naturaleza y que el “espacio” existe sólo en relación al plano dimensiona en que nos encontremos; no hay verdades, tiempos ni espacios absolutos en el universo. Cuando entendemos estos tres principios, podemos comenzar a ver el mundo con otros ojos, nos damos cuenta de que es posible movernos en diferentes planos, momentos y realidades, de acuerdo con lo queremos lograr, y sobre todo, que nada está bien o mal del todo. Si aprendemos a transformar nuestra realidad, podremos cambiar el mundo entero.
Ejercicios del mago
Todos los ejercicios que te presento te ayudarán a trabajar en tres niveles de la conciencia: el nivel consciente-lógico (yo maduro), el nivel creativo-intuitivo (yo más joven) y el nivel inconsciente-espiritual (yo sabio). Para obtener cambios perdurables y significativos necesitamos actuar en equilibrio en los tres niveles.
Comienza a trabajar en el desarrollo de las siguientes habilidades:
I. La conciencia relajada y alerta
Lo primero que vamos a buscar es un estado de conciencia relajado; para realizar cualquier actividad física, mental o espiritual es necesario encontrarse en paz. Cuando iniciamos por el camino de la magia, el temor, el nerviosismo y la desesperación son nuestros peores enemigos, pues nos impiden concentrarnos y unirnos con nuestro poder interior. En la mayoría de los casos son estas emociones las que nos impiden ver resultados en nuestro desarrollo espiritual.
II. Estar atento
Esta habilidad tiene que ver con que pongas atención en lo que pasa tanto en tu interior como a tu alrededor. Casi siempre pasamos muchas cosas inadvertidas y la mayoría de las veces, pueden ser claves importantes en nuestro desarrollo. No sólo se trata de ver o escuchar, sino también de oler, saborear, imaginar, intuir y descifrar lo que nos dicen el cuerpo, las emociones, la mente, el espíritu y la naturaleza misma.
Atiende el mensaje de los sueños. Cuida lo que dices. Observa las señales. Escucha tu cuerpo.
III. La respiración
La respiración es la forma como nos conectamos con la vida, cada vez que inhalamos estamos introduciendo en nuestro cuerpo la esencia vital, el aliento divino. La respiración es algo que está siempre con nosotros, nos conecta con nuestros pensamientos, con el sonido, las palabras y la música; sin ella, nada de esto sería posible. Sin embargo, la pasamos por alto, olvidamos su importancia y hasta la forma correcta de respirar.
IV. Visualización
La visualización es la capacidad de proyectar en nuestra mente una imagen proveniente de la fantasía, tan real como si la estuviéramos contemplando con todos nuestros sentidos. Ésta es una de las habilidades más importantes para trabajar la magia, porque con ella podemos crear una nueva realidad.
Si recordamos la ley del mentalismo sabremos que todo cuanto existe fue pensado primero; es decir, fue creado en la imaginación, para posteriormente tomar forma en el plano físico.
Cada vez que soñamos despiertos con conseguir algo, ver a una persona, ganar cualquier cosa o sentirnos de cierta manera, estamos visualizando. Cargamos de energía esos sueños y así ayudamos a que se conviertan en realidad en el plano físico. Mientras más reales son nuestras visualizaciones, mayor efectividad tiene el hechizo, por ello ésta es la habilidad más importante a desarrollar para alcanzar nuestros objetivos.
V. Centrado de la energía y canalización del poder
El cuerpo humano cuenta con siete centros energéticos en donde podemos canalizar el poder. Se encuentran alineados a lo largo del cuerpo y se les denomina Chakras, lo que significa esferas de energía en movimiento. Cuando deseamos canalizar la energía de la naturaleza o el poder divino, lo hacemos por medio de los Chakras.
VI. Generación del poder personal
Todos estamos hechos de la misma esencia divina que formó todo cuanto existe en la naturaleza, por eso en nuestro interior está la magia y podemos recurrir a ella cuando la necesitemos. Esta magia individual es mayormente conocida como el poder personal o la energía individual. Proviene de nuestro yo espiritual y se nutre de la energía divina por medio de los Chakras. Cuando aprendemos a generar el poder personal, aumentamos nuestra energía, fortalecemos las defensas de nuestro cuerpo evitando enfermedades oportunistas, tenemos mayor vitalidad, nos sentimos motivados y optimistas.
Para realizar cualquier ritual o hechizo, es necesario contar con un nivel alto de energía personal y combinarla con la energía que canalices de afuera, para obtener resultados positivos con mayor facilidad.
VII. Pases mágicos para los encantamientos
Las manos nos sirven como herramientas para dirigir y cargar de energía los objetos después de haber canalizado el poder divino o el poder de la naturaleza y generado el poder personal. ¿Quién no ha escuchado de los pases mágicos que realizan los magos para que las cosas ocurran? Esos pases no son más que una forma de utilizar nuestro cuerpo para cargar, encantar o dotar de poder. Existen diferentes formas de realizar estos pases mágicos.
VIII. Estados no ordinarios de conciencia
Meditación: esto te ayudará mucho en el desarrollo de tus habilidades mágicas y en tu camino de autodescubrimiento.
Imaginación y fantasía: cuando soñamos despiertos hacemos uso de la imaginación, creamos fantasías en nuestra realidad interna y nos regalamos la posibilidad de concebir una visión distinta del mundo. Para comunicarnos con los seres elementales, con las hadas, con los brujos y magos del pasado puede sernos de gran utilidad la imaginación. Leer cuentos de hadas, leyendas o mitología antigua nos invita a desarrollar el poder de la imaginación y la fantasía entrando a mundos desconocidos por el ojo humano pero muy familiares para el alma.
Trance: esto nos permite participar en las celebraciones desde un estado de conciencia diferente. Nos comenzamos a comunicar desde otro nivel más profundo al que comúnmente utilizamos; dejamos las defensas y los complejos, cuando reímos y jugamos volvemos a ser niños, nos sentimos libres y definitivamente somos más nosotros mismos.
IX. Devolver a la Tierra la energía
Cuando trabajamos la magia, tomamos energía de la naturaleza durante los hechizos, pero después de utilizada, si no la devolvemos a la tierra, ésta queda dispersa y puede alterarnos los nervios, causarnos malestares o dolores de cabeza y sobre todo, provocar que la fuerza del hechizo se pierda. Para esto es necesario siempre descargar sobre la tierra la energía excedente para que el poder quede asentado en donde debe estar.
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(*) Artículo tomado de "Wicca : la magia de la naturaleza, sus principios, sus prácticas y sus rituales" de Verónica Hernández, pág 49.
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