domingo, 20 de diciembre de 2009

El perfil del brujo



El perfil del brujo (*)


Es difícil reconocer un brujo solamente por el físico. Algunas personas hacen todo lo posible para mostrar que son “brujos”: aquellos que se visten constantemente de negro, utilizan una cadena con un pentáculo o algún colgante de piedra; otras llevan el cabello largo con raya al medio y unas largas, a veces pintadas de negro. Pero no siempre son lo que dicen ser, muchas veces incluso porque no saben cómo ser. Ser brujo no es utilizar un hechizo cuando nuestras posibilidades para resolver un problema se han agotado. Tampoco conociendo los nombres de las hierbas y decorando las tiradas del tarot nos hacemos brujos. Ser brujo tampoco es manipular el mundo a través de poderes sobrehumanos.

El auténtico brujo mora en el interior de la persona. Es aquél que aparenta ser lo que es de verdad, estando satisfecho con lo es y no preocupándose demasiado con la opinión ajena. El brujo siempre lleva a cualquier ambiente un clima de fuerza y buena vibración. Y por todas partes destaca por su sensibilidad, belleza indescriptible y energía contagiosa.

Para la mayoría de los brujos, el sentido del humor es indispensable. Siempre es importante estar a bien con la vida, sembrando fuerza y alegría.

En el momento en que nos hacemos brujos, nos volvemos más sensibles, pues comenzamos a poner atención en las cosas que hasta ese momento pasaban desapercibidas.

Cuando un brujo entra en un bosque, por ejemplo, siente toda la intensidad de las vibraciones de los árboles y de las plantas, se emociona con el delicado abrirse de las flores, se deleita con el rumor de las aguas, se encanta con el canto y el movimiento de cualquier pájaro o animal.

El brujo siempre asume su papel de mensajero y guardián de los dioses. No se vanagloria como un criatura que posee poderes sobrenaturales, capaz de conseguir todo en un abrir y cerrar de ojos. El brujo posee la consciencia de que es como cualquier persona, asumiendo su condición con simplicidad y naturalidad.

Ser brujo es saber que no estamos limitados solo a ser simples individuos de una sociedad: somos habitantes de un universo inmenso e infinito, no solo de una ciudad. Debemos saber también que el tiempo no está limitado por un simple calendario, donde le pasado, el presente y el futuro se encuentran en órdenes distintos. En verdad, el tiempo está dividido en varias dimensiones diferentes y su marcha no es paralela y sí circular. Es exacto; sin embargo, resulta extraño admitir que todo futuro se hace presente; todo presente se hace pasado; todo pasado está hecho de presente y que un día ya fue futuro. Y ¿cómo explicarnos las previsiones de los clarividentes, las pequeñas premoniciones que tenemos normalmente y las revelaciones de los grandes profetas que realmente acertaron con sus profecías?

Esta noción de espacio y tiempo la adquirimos siempre parcialmente, pues el secreto del universo no está al alcance la mente humana para ser comprendido. Solo sabemos que su fuerza es grandiosa, compleja, infinita y perfecta.

Fuente: El Despertar de las Brujas, Julia Maya
(Se cambió la palabra “bruja” donde correspondía por su masculino “brujo” para incluir ambos géneros.)

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