martes, 9 de noviembre de 2010

La Curación


(Fuente: El Poder de la Diosa, de Diane Mariechild, pg 115)

Las mujeres siempre han sido curanderas. Han sido los médicos sin licencia y las anatomistas de la historia occidental. Ellas eran abortistas, enfermeras y consejeras. Eran las farmacéuticas, cultivando las hierbas medicinales e intercambiándose, los secretos de su uso. Han ejercido de parteras, viajando de casa en casa y de aldea en aldea. Durante siglos las mujeres han sido los médicos sin título, excluidas de los libros y de las conferencias, aprendían las unas de las otras, y se pasaban sus conocimientos y experiencias de vecina a vecina y de madre a hija. La gente las llamaba “las mujeres sabias” y las autoridades las llamaron brujas y charlatanas. La medicina es una parte de nuestro patrimonio como mujeres, de nuestra historia, de nuestro derecho de mujeres. (1)

El antiguo arte de curar está hondamente arraigado entre las mujeres. Desde tiempos primitivos, las mujeres hemos sido las personas más íntimamente conectadas con el nacimiento, con la nutrición, con el acto de preparar y almacenar los alimentos, y con el cuidado de los enfermos y de los moribundos. Estas experiencias nos han convertido en seres humanos sensibles y compasivos, y por ello nosotras fuimos las inventoras de las primeras pociones y medicinas.

Antes de la llegada de la moderna tecnología, la gente vivía en contacto más íntimo con la tierra. El ritmo de sus vidas fluía con el ritmo de las estaciones. Las personas se guiaban por su intuición: la conexión entre el mundo interior y exterior, el cuerpo y la mente, el pensamiento y al acción, se sentían con fuerza. La curación tiene como fundamento estas conexiones. Es un arte que toma como premisa la existencia de una fuerza vital común en el universo que conecta a todos los seres vivos. Es esta fuerza, esta energía de vida, lo que se canaliza entre las personas cuando se realiza la curación.

Cuando nuestro cuerpo, mente y espíritu se hallan interconectados, fluimos en armonía con el universo y poseemos energía en abundancia. Nos sentimos bien y en plenitud. La fuerza vital fluye desde el universo hacia nuestros cuerpos y sale de éstos en un ciclo continuo. Si nosotras estamos en tensión y bloquemos la energía nos sentimos cansadas y enfermas. La curación se realiza cuando la energía que estaba bloqueada se libera. Hacer mucho ejercicio, respirar aire fresco, tomar el sol, descansar el tiempo adecuado; comer siguiendo una dieta saludable, tener la capacidad de expresar libremente nuestras emociones, y mantener una actitud positiva, son factores que permiten que la energía vital fluya libremente. La curación psíquica utiliza la energía de la respiración y las imágenes visuales para mantener este flujo libre de energía.

No hay secretos para curar. Es una capacidad que todas nosotras poseemos. La energía vital permanece a nuestro alrededor y siempre podemos recurrir a ella, mientras nos encontremos abiertas para recibirla. La energía curativa puede sentirse como una luz, color o vibraciones sanas y/o así como cualquier otra imagen visual que nos sugiera salud.

La curandera se ve a sí misma como un canal a través del cual fluye la energía curativa. Trae esta energía a su cuerpo o por un esfuerzo de voluntad o simplemente permitiéndose se receptiva. Ella puede usarla para curarse a sí misma, o bien canalizarla hacia otros seres vivos. Curar es un acto de amor; amar es un acto curativo. La curandera también se cura así misma cada vez que usa su cuerpo como canal para conseguir la energía. Ella nunca se agota puesto que nunca envía su propia energía.

El proceso de recuperación no finaliza simplemente con ser receptiva de la energía universal. Involucra algo más que utilizar imágenes, hacer imposición de manos o dar energía mediante la respiración. Curara es un profundo viaje dentro de una misma –la búsqueda del alma, de la esencia del yo-. Lo que pretende es equilibrar los mundos interior y exterior, conectar e integrar. Curar es unir el cuerpo, la mente y el espíritu.

Este viaje interior es un proceso gradual de desarrollo del autoconocimiento. Enfrentarse a nuestras creencias sobre la enfermedad y la salud es un parte necesaria de él. Todos hemos aprendido a estar enfermos. Hemos asumido que nuestros cuerpos son frágiles, que se estropean fácilmente, y que únicamente los profesionales pueden curar. Hemos aprendido a enfrentarnos con las situaciones desagradables poniéndonos enfermas, en vez de confrontar estos acontecimientos directa y honestamente.

La enfermedad es la manera que tiene su cuerpo de contarle que algo no va bien. Si usted aprende a responder a estos mensajes pronto (al primer endurecimiento de sus músculos, por ejemplo) será capaz de cambiar el curso de acción de la enfermedad y eliminar muchos trastornos frecuentes. Dese cuenta de cuándo está enferma. ¿Qué le sucedió justo antes de contraer la enfermedad? ¿Es usted capaz de detenerse y relajarse, o la gripe es lo único que puede detenerla? ¿Cuán frecuentemente ha estado enojada o triste, no lo ha expresado y luego se ha dado cuenta de que le duele la espalda? ¿Ponerse enferma es la manera única que usted sabe de pedir amor y atención?

Quizá sea útil ver la enfermedad como metáfora. ¿En qué lugares de su cuerpo retiene la tensión? ¿Es en las piernas, en los hombros o en el cuello? ¿Qué partes de su cuerpo le duelen con mayor frecuencia? ¿Cuáles son sus asociaciones personales respecto de esas partes de su cuerpo? Nuestro idioma cotidiano nos ofrece su saber sobre esta simbología. Por ejemplo, “algo se le ha atragantado.” “No puede aguantarse sobre sus propios pies.” “Parece un invertebrado.” “Lleva el peso del mundo sobre sus hombros.”

Muchas tradiciones curativas esotéricas consideran que el lado izquierdo del cuerpo es el lado receptivo y el lado derecho es el lado activo. Esto puede ser una útil metáfora para pensar que el lado receptivo es lo que nosotras trajimos a este mundo y el lado derecho es cómo nosotras nos estamos dirigiendo hacia el futuro. La lateralidad izquierda y derecha pueden distinguirse aun más si tomamos en consideración la parte superior y la inferior, dividiendo así el cuerpo en cuatro cuadrantes. Cada cuadrante se refiere a un tema en particular, si usted tiene problemas en la zona en especial del cuerpo pregúntese as í misma qué sucede en su vida relacionado con cualquiera de los puntos que se conectan con ese cuadrante. El lado izquierdo del cuerpo se relaciona con el pasado, lo que hemos traído al mundo. El lado derecho se relación con el futuro, nuestra capacidad para avanzar en la vida. Cuando los dos lados se hallan en equilibrio, estamos plenamente presentes en el ahora.

El lado izquierdo superior del cuerpo representa nuestras relaciones y la energía física que nosotras llevamos en los genes. El lado inferior izquierdo se relación con nuestros puntos fuertes y nuestras limitaciones tal y como nosotras las trajimos a esta vida. La parte superior derecha del cuerpo corresponde a nuestra capacidad para tomar decisiones con la sabiduría más profunda de nuestro corazón. La parte inferior derecha es donde nostras almacenamos energía e información para el futuro y cómo nosotras nos relacionamos con la tarea de nuestra vida.

Las emociones también tienen un gran efecto sobre la condición física del cuerpo. Cuando hay o un exceso o un carencia de emoción se crea tensión en el cuerpo, y al final, éste se resiente. La medicina oriental explica claramente la relación existente entre los diversos estados emocionales y los sistemas y órganos del cuerpo. Este esquema puede serle útil en su proceso de curación:

EMOCIÓN                             ORGANOS Y SISTEMAS

Rabia / Enfado                      hígado, ojos, ligamentos y vesícula biliar

Alegría                                    corazón, intestino delgado, orejas y órganos de los sentidos

Simpatía                                 bazo, carne y estómago

Tristeza                                   pulmones, piel, boca, intestino grueso, pelo

Miedo                                      riñones, huesos, uretra, ano y vejiga urinaria

Conseguir la expresión apropiada de las emociones nos proporciona una vida más equilibrada, por lo tanto menos tensión y menos oportunidades de que el cuerpo se derrumbe. Sin embargo, es peligros asumir que la enfermedad está ocasionada únicamente por la negación de las emociones. El cuerpo también se pone en tensión debido a las toxinas del ambiente, cosa que sólo los pensamientos felices de una persona no pueden arreglar. Procurar limpiar nuestro cuerpo es un paso más para limpiar el cuerpo de la tierra. Al ir aprendiendo a caminar en equilibrio sobre la tierra, nuestra consciencia evoluciona de forma natural preocupándose por la mejora del medio ambiente.

Curar es el proceso de descubrir dónde está bloqueada le energía y a prender cómo desbloquearla. Aunque la curación puede ser instantánea, con frecuencia es un proceso gradual de ser más autoconsciente. Su cuerpo no cayó enfermo de repente y necesitará algún tiempo para curarlo. La presión constante del estrés en la vida hace mella en el cuerpo así como la lluvia cae sobre una roca y, con el tiempo la va destruyendo.

Frecuentemente, la enfermedad nos ofrece una oportunidad para el autodescubrimiento y para el crecimiento personal. Cuando estamos sanas, la mayoría de nosotras no tenemos tiempo para reflexionar sobre nostras mismas, sobre quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Puede ser únicamente durante una enfermedad o una crisis cuando nos vemos forzadas a pensar en nosotras mismas.

A menudo nos enfrentamos a una lucha de vida o muerte en nuestro interior. A veces, cuando contraemos una enfermedad potencialmente mortal, podemos reconocer que debemos hacer una gran elección, como si se tratase de una llamada cósmica para que despertemos. Es una llamada a realizar una amable y amorosa revisión sobre quién somos, por qué estamos aquí, cómo llegamos a nuestra situación actual, qué es lo que podemos hacer para cambiar esta situación y qué estamos dispuestos a realizar para cambiarla. También debemos pensar si somos capaces de darnos a nosotras mismas amor y compasión.

La curación también puede significar morir. De hecho, todos somos enfermos terminales. Simplemente por virtud de nacer, sabemos que vamos a morir. Y no podemos hacer nada para escapar a esa realidad. Nuestras enfermedades nos ofrecen los medios para ser más conscientes de ello. Durante un proceso de curación, al examinar su significado, podemos morir. La muerte no es un fracaso. También podemos curarnos de una enfermedad específica y no estar realmente sanas por que el miedo y el apego permanecen aún muy presentes en nuestras vidas. Nosotras podemos liberaros de la enfermedad física y todavía tener cerrado nuestro corazón. Podemos vivir con la enfermedad o el dolor crónico y tener nuestro corazón abierto. Podemos ser víctimas de un cáncer irremediable y morir con el corazón abierto, suavemente, abandonando poco a poco el cuerpo.

He incluido una lista enfermedades, de partes del cuerpo y de sus asociaciones más usuales. Esta lista no intenta de ninguna manera reemplazar los tratamientos curativos. Se la ofrezco como un comienzo para ayudarla a obtener mayor claridad interior. No hay verdades absolutas. La razón por la que su amiga se rompió la pierna puede no ser la razón por la que usted se rompió la suya. Comprender la causa de su enfermedad y tener más responsabilidad sobre la salud no significa que usted deberá culparse a sí misma cuando enferma. Este tipo de juicio negativo únicamente retrasaría sus progresos. Ni es para que usted decida por qué otra persona está enferma. No puede juzgar el estado de evolución de alguien o su desarrollo espiritual por su saludo. El sufrimiento no necesariamente hade de usted una persona más evolucionada. Creerlo puede limitar su desarrollo. La salud física tampoco hace que sea más evolucionada. Cada situación es única. Realizar conexiones entre las emociones y la enfermedad no siempre la libera de ésta. Sin embargo, todas las situaciones pueden mejorarse, y normalmente mejoran mucho más si uno es consciente de ello.

El Alcoholismo: incapacidad de expresar una gran sensibilidad o creatividad. Expresa la tristeza de forma insana “ahogándose en sus propias lágrimas.”

La Espalda: necesita de más apoyo; sentirse si “columna vertebral”, dificultades con la dependencia; actitudes rígidas o inflexibles; empleo inadecuado de la voluntad.

Los Resfriados: la incapacidad de llorar.

El Cáncer: el crecimiento bloqueado, la incapacidad de liberarse de algo; la incapacidad de amarse a sí misma o de amar a los demás adecuadamente.

El Estreñimiento: el rechazo a dejar marchar a una persona, una situación o actitud; apegarse excesivamente emociones o creencias.

La Diabetes: la amargura; el endurecimiento de la tristeza y al desesperación; no hay dulzura.

La Gripe: el miedo, el cansancio, la depresión acerca de la realidad.

El Corazón: la capacidad de expresar sentimientos de amor y compasión. Expansión, la tristeza profunda, literalmente un “corazón roto.”

Dolores de Cabeza: no sentirse conectada, ser demasiado vehemente, no estar en armonía con los sentimientos o con el cuerpo. Tener sentimientos de insuficiencia; la presión para complacer al os demás o para ser perfecta.

La Garganta: la creatividad; la capacidad para manifestar; la capacidad para comunicar; las palabras “cogieron en la garganta”.

Vomitar: intentar liberarse de sentimientos dolorosos o negativos.

--------------------------------------------

(1) Barbara Ehrenreich y Deirdre English: Witches, Midwives and Nurses: A History of Women Healers, pg 1

No hay comentarios: